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¿Optimismo versus Realismo?

Hace unos días me buscó una amiga en plan de terapeuta y, a la vez, de amigo cercano; la razón es que tenía un problema muy grande y para el cual, necesitaba tomar una serie de decisiones que afectarían varios aspectos de su vida: Las relaciones con su familia cercana, lo financiero, lo sentimental y hasta su satisfacción personal con el resultado de dichas decisiones.


Como amigo me contó su problema, haciéndome ver lo difícil que le estaba resultando la situación y como terapeuta, me pidió que le ayudara a ser muy positiva ante lo que estaba por resolver y que involucraba el poder convencer a la familia y así, lograr el primer cometido, después las siguientes decisiones serían más fácilmente aceptadas, pues tendría para entonces el respaldo familiar.


Pero, ¿ya viste la trampa? ¡Me estaba pidiendo que le ayudara a ser positiva respecto a que lograría convencer a la familia de algo! Y yo no puedo garantizar lo que los otros decidirán.


Por supuesto, mi trabajo no es mentir, así que a mi amiga le dije que yo no le iba a dar falsas expectativas y que ella no necesitaba ser optimista, ni tener un enfoque positivo de la situación; sino que, para este complicado embrollo, ella necesitaba una mirada objetiva, realista y muy clara sobre las opciones reales; no las que ella deseaba, ni necesitaba, sino las que tendrían mayor viabilidad.


Desafortunadamente, me he encontrado muchas veces con la misma “petición”, gente que en medio de un problema quiere ser optimista y no es que esté mal el optimismo, yo mismo soy un promotor de mirar la vida con esperanza; el problema surge, cuando queremos que las cosas sean diferentes y que por medio de nuestro optimismo, mágicamente todo cambie.


La vida no es así, ante una enfermedad incurable y por la cual ya han desahuciado a nuestro familiar, el optimismo no lo curará, el optimismo podrá ayudar a vivir de manera diferente esta situación, a que pasemos de mejor manera los últimos momentos, pero nada más.


Si la situación es financiera (deudas), el optimismo puede ayudarnos a ver opciones para generar recursos financieros, pero de ninguna manera, mi optimismo va a transformar a mis acreedores en buenas personas, ni hará que ellos se olviden de lo que les debo.


Por lo tanto, el día de hoy mi invitación es la siguiente: Cuando estés enfrentando una situación “difícil” o bien, que no es del todo satisfactoria, te invito a tomar CONCIENCIA y a tener lo suficientemente claro si lo que necesitas es optimismo o realismo.


El realismo te ayudará a entender la problemática, pero principalmente, a aceptarla; el optimismo te ayudará a generar soluciones y a no perder la esperanza de que la situación actual (la realidad) puede mejorar.

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