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¿Existe un nuevo modelo de pareja?

Antes (muy antes, en la época de nuestras abuelas o bisabuelas), existía un “modelo” de cómo era la pareja “ideal”: Conformada por un hombre y una mujer, el hombre preferentemente mayor que la chica, ambos nunca antes casados y sin hijos; él un proveedor eficiente y ella una diosa de la cocina. ¿Hijos? Por supuesto, al menos dos. Desde luego ese matrimonio era “para siempre” y todos tenían que sentirse felices porque estaban cumpliendo con lo que debían ser.




Desde esos tiempos, este modelo dejaba fuera a muchas personas que estaban destinadas a sentirse “insuficientes” o no exitosas. Actualmente, me atrevo a decir que es una minoría las parejas que “llenan” ese modelo, y aún más, seguirlo NO garantiza la felicidad.


Quizá lo que caracteriza a nuestra época es que no existen modelos para muchas cosas; tenemos la necesidad, la libertad y la responsabilidad de generar los propios. Esto, desde luego, nos libera de tener que llenar moldes que muchas veces no tienen que ver con nosotros; sin embargo, también puede ser aterrador no tener una brújula de hacia dónde dirigir los esfuerzos o medir nuestras acciones.


¿Cómo saber qué buscar cuando de estar en pareja se trata? Hoy más que nunca el reto es conectarte contigo, interiorizar y conocer lo que te gusta y lo que necesitas. Una pareja, para empezar, puede ser con alguien de tu mismo sexo o alguien del sexo opuesto. Tal vez puedas enamorarte tanto de uno como de otro.



La diferencia de edad hoy día también ha dejado de ser un tabú: sobran figuras públicas en las que la mujer es una década mayor que su consorte, así como segundos, terceros y cuartos matrimonios. En esta era ambos miembros de la pareja pueden ser igual de productivos en lo que a la economía se trata, sin faltar casos en los que el hombre de la casa es quien se encarga de cocinar y cuidar a los hijos mientras que la mujer es la proveedora principal.


La unión libre, las relaciones abiertas (aquéllas en las que existe libertad para tener encuentros sexuales con personas fuera de la pareja), el intercambio de parejas, el poliamor, las parejas sin hijos y las familias reconstruidas (las de tus hijos, los míos y los nuestros); parejas que duermen en cuartos separados por comodidad, o que viven en diferentes ciudades por necesidad.


En fin, que maneras de cohabitar con la persona que elijas, sobran; lo importante es que tengas bien claro qué es lo que esperas de una pareja y ambos reciban el trato que desean, que las reglas sean acordadas por ambos, no por una religión o cultura.



Por último: Nunca te quedes en una pareja solamente por miedo a la soledad. Eso sería una traición a ti mismo. Todo se vale siempre y cuando ambos lo disfruten y sea coherente con sus valores y plan de vida.


Te deseo una vida plena, en pareja o individualmente. Sé feliz, que para eso estamos vivos.

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