top of page

Cuando "un tercero" te mueve el tapete...

La infidelidad es cosa común en mi consulta; desafortunadamente al estar educados para la monogamia, muchas veces la culpa termina por descubrir al infiel y eso lleva a dañar relaciones que verdaderamente estaban basadas en el amor o que tenían un plan de vida más o menos sólido.

En ese punto resulta muy difícil restaurar la confianza y ambos, el infiel y el agraviado, terminan cargando sentimientos que muy a menudo tornan la vida en pareja poco menos que tormentosa, si no es que ponen fin a la relación.


Sin duda, la infidelidad que no causa daño es la que nunca se comete; por otro lado es innegable que somos humanos, seres que deseamos y que nos sentimos atraídos hacia lo novedoso.


Entonces, ¿qué hacer con estos deseos por alguien que no es nuestra pareja, cuando estamos en un compromiso?


En México utilizamos la expresión “mover el tapete” para referirnos a algo o alguien que nos desestabiliza, y muy frecuentemente empleamos esta frase para expresar que alguien que no es nuestra pareja nos está generando un deseo “prohibido”.


A menos que tengamos un acuerdo de relación abierta, en cuyo caso se vale decirle a la pareja que queremos experimentar con una persona, sentir inquietud por alguien diferente a nuestro consorte es, en primera instancia, una señal de que algo nos está haciendo falta hacia adentro de la relación.



Es importante señalar –aunque suene obvio-, que la relación es de dos. Así que en primer lugar si alguien me está inquietando debo preguntarme: ¿Qué puedo hacer para volver a evocar o provocar eso que me está gustando en la otra persona?


Y desde luego, poner manos a la obra. De igual manera se vale pedirle a la pareja, y dependiendo de cuánto se pueda hablar de asuntos así, poder abiertamente decirle que te está inquietando tal o cual aspecto de otra persona, o simplemente decir “extraño cuando éramos/hacíamos…” o “me gustaría que nos tratáramos/hiciéramos….”.


Es este paso el que la mayoría de las personas se saltan y van directo a experimentar en otra persona lo que sienten que les hace falta en su relación, sin darse cuenta que es muy posible que lo hubiesen podido tener sin cambiar de compañero.


Por otro lado muchas veces lo que nos llama la atención de alguien nuevo es justamente lo no conocido, y muchas veces son rasgos que no tienen mucho que ver con hacer una vida con otra persona: belleza, juventud, apariencia, etc.


En ese caso es importante que pienses si realmente estar con una persona con solamente esos aspectos puede llenar tu vida, compáralo con tu pareja actual con quien posiblemente tienes planes, compartes valores, ideas, etc… y, como decía mi abuelita: No pierdas lo más por lo menos.


Recuerda que una relación no se termina por otra persona, se termina porque se acaba el amor o las razones para estar.


Espero que este artículo te sirva, recuerda que puedes contactarme para cualquier comentario.


Sé feliz, que para eso estamos vivos.

Archivo
Buscar por tags
bottom of page