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Lo que debes saber antes de morir

El último año de mi vida he asistido a por lo menos 5 funerales. Uno de ellos ocasionado por un penoso accidente en el mar, donde se ahogó un compañero de viaje. Los otros han sido de familiares y conocidos.

No es una novedad para mí estar interesada en la muerte, puesto que es una cuestión humana, personalísima, irremplazable y - por lo menos hasta donde se me ha enseñado- inevitable.

Sin embargo, algo me dice que hemos tenido una visión errónea al respecto: Demasiado sufrimiento; la sensación de la pérdida en la nada; la lúgubre ceremonia, las lágrimas del abandono… Una completa cortina de humo que, a mi parecer, es el engaño más grande de la humanidad.

Por el momento me gustaría que nos acercáramos otras culturas que viven la muerte, o mejor dicho, la trascendencia, como sólo un paso de la inmortal alma.

Egipto

Los egipcios representaban al alma con la forma de un pájaro que tenía la cara del muerto. Esta alma voladora dejaba momentáneamente el cuerpo privado de su vida. Luego, el alma pájaro, regresaba a visitar a los familiares y se las veía en los jardines y los árboles que se encontraban a la orilla del río Nilo.

Su existencia se debía a las atenciones materiales y a la piedad que les ofrecían los vivos, ya que esta alma, viajera y apta para la felicidad, debía ser nutrida y colmada de obsequios.

Si los muertos eran olvidados por los vivos, se convertirían en Bennu, un pájaro de los estanques, que volvería a la casa terrenal para atemorizar a quienes debían haberlos alimentado.

Creencia Hindú

Para los hindúes, luego de la muerte, el alma pasa de la forma temporal al plano astral, para luego formar parte de otro cuerpo que puede corresponder a un ser humano, un animal, un insecto o inclusive una planta.

Las acciones, buenas o malas, que se han realizado durante nuestra vida, determinará el karma de cada uno.

Según los hinduistas, las almas se reencarnarán tantas veces como sea necesario, hasta liberarse por completo del karma, y así perder el interés por la vida corporal. Luego el alma se disolverá en el Nirvana o se ligará con el Brahma.

Lamas Tibetanos

Los tibetanos llaman Bardo al estado después de la muerte de las personas. Éstas, después de la muerte, se hallan en un estado de trance que dura aproximadamente tres o cuatro días, durante este tiempo, se separa el cuerpo del plano humano.

El período donde el alma empieza a percibir y reconocer su nuevo entorno, es el segundo Bardo, llamado Chönyid o Estado transitorio de la realidad.

El último Bardo se llama Sidpai o Estado transitorio del renacimiento, que finaliza cuando renace en el mundo humano, en algún otro mundo o en uno de los reinos paradisíacos celestiales, el principio de la conciencia.

La gran doctrina de liberación por medio de la visión y la audición se llama Bardo Thödol, que es el estado sugestivo y típico de todas las experiencias después de la muerte. El muerto, si no es un iniciado, cree que todavía tiene un cuerpo de carne y sangre y, a partir del momento que entiende que ya no tiene ese cuerpo, comienza desesperadamente a desear tener uno. Los únicos que pasan directamente al paraíso o se reencarnan en este mundo de manera y sin sufrir de los Bardos, son los seres conscientes o iluminados.

Hasta ahora, querida lectora, seguramente has conocido a alguien que haya vivido experiencias paranormales o más allá de la muerte, quizá yo, quizá Tú…

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